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Quiero platicar algo que me pasó y que necesito sacar de adentro, no es que me guste ni me enorgullezca, al contrario, es muy desagradable pero necesito sacarlo para sentirme un poco aliviada de este coraje y odio que siento. Es una historia complicada pero trataré de contarla de manera breve solo para deshacerme de esta espina clavada en mi interior.
Me case enamorada de mi marido pero con el tiempo crecieron en él cosas que no pensé que fueran importantes al principio, desde que éramos novios teníamos relaciones sexuales muy seguido pero yo pensé que era normal, lo hacíamos casi a diario, le gustaba que usara lencería sexy y a veces me proponía cosas un poco sucias y yo le rechazaba y le decía que no jugara con eso, ese fue mi error, pensar que lo decía de juego, pero eran deseos que realmente quería satisfacer y esperó hasta que nos casáramos para insistir y convencerme de hacer cosas que a mí me parecen depravadas y pervertidas.
Para empezar insistía en tener sexo anal y durante nuestro noviazgo nunca se lo permití pero a los pocos meses de casados me convenció diciéndome que no quería tener que buscar en la calle lo que yo no le quería dar en casa y a pesar de que me parecía algo sucio accedí y me di cuenta de que además de sucio era doloroso y denigrante pero soporté sus humillaciones para no perderlo. También insistía mucho en atarme para hacerme el amor y yo lloraba a solas preguntándome si tenía que soportar esas perversiones por conservar el matrimonio, un día se lo permití y al principio no fue tan malo, solo me ataba las muñecas y los tobillos en la cama, una extremidad en cada pata de la cama, ya sea estando boca arriba o boca abajo y me hacía el amor, vaginal o anal, pero a eso no se le puede decir amor, con vergüenza me doy cuenta de que simplemente se desahogaba en mi sin que yo lo disfrutara en manera alguna, y por si fuera poco no me desataba hasta un buen rato después de que terminaba. Lo peor vino después, un día estábamos haciendo el amor en el comedor, yo estaba inclinada apoyada con las manos en la mesa y él me penetraba la vagina por atrás, lo estábamos disfrutando, pero después me pidió que me dejara atar y fue cuando me enojé, pero insistió y accedí, me ató los tobillos a las patas de la mesa por lo que tuve que abrir bastante las piernas y luego me ató las muñecas y jaló tanto las correas que quedé con el pecho y la cara recostados en la mesa, le pedí que me soltara, le dije que no estaba de acuerdo, le grité, traté de soltarme sin resultado y cuando comenzó a violarme me puse histérica y traté de evitarlo con todas mis fuerzas y a gritar furiosa y desesperada y forcejeaba lo más que podía pero no pude evitar que me penetrara primero la vagina y después el ano y me lastimó mucho y a pesar de que le exigía que se detuviera porque me estaba lastimando no se detuvo hasta que se vació y me dejó atada un buen rato, cuando me desató yo lloraba y le decía que lo odiaba que no me tocara y que se largara pero no me hizo caso, me abrazó y me dijo que me amaba y que no tenía nada de malo lo que acababa de suceder.
El acabose fue que me propuso hacer un trio, yo me escandalicé, me enfurecí de verdad, no podía creer que de verdad pensaba compartirme con otro hombre o mujer en la cama, peleamos y estuvimos distanciados unos días, para entonces yo ya había trabado amistad con un compañero de trabajo divorciado tan amable y comprensivo que le contaba todas mis intimidades y el me consolaba abrazándome y diciéndome que yo valía mucho y no merecía ese trato pero nunca me hizo una proposición ni se propasó conmigo, es más, me platicaba de su novia y de sus planes de comenzar su vida de nuevo, entonces mi esposo me dijo que si aceptaba hacer un trio me dejaría que yo escogiera con quién hacerlo y después en el siguiente trio él escogería con quién y que si no aceptaba pues tendría que buscar en la calle lo que yo no le daba en casa, me sentí tan mal que entré en una tremenda depresión, solo me contentaba un poco en cuidar a nuestro pequeño hijo y mi amigo en el trabajo me preguntaba qué me sucedía, entonces se me ocurrió la más bizarra idea, le platiqué todo a mi amigo y le pedí que participara en el trio, obviamente estaba afectada emocionalmente y no pensaba con claridad, él se horrorizó, se enfureció, despotricó en contra de mi marido, se puso como loco de enojo pero luego se calmó y me dijo algo que me llegó hasta lo más profundo de mi ser como nunca nadie lo había hecho, me dijo que desde hace mucho tiempo me amaba, que lo de su novia y su nueva vida eran mentiras para que no desconfiara de él y que sufría lo indecible cada que yo le contaba los abusos que mi esposo cometía sobre mí pero que no iba a permitir que yo siguiera sufriendo de esa manera, desde algún tiempo se había estado asesorando legalmente y era hora de poner un hasta aquí a las cosas, entonces me dijo que fueran cuales fueran mis sentimientos hacia él, iba a detener mi sufrimiento, si yo estaba de acuerdo pero que eran acciones drásticas sin vuelta atrás y le gustaría saber si yo estaba dispuesta y si quería rehacer mi vida con él. Quedé estupefacta, dije palabras que no salieron de mi mente sino de mi corazón, le dije con vehemencia “si, yo también te amo y quiero deshacerme de todo esto y rehacer mi vida contigo” y lo abracé y lloré por varios minutos y él me consoló y me besó y me dijo que me amaba y luego me explicó el plan, en pocas palabras le pusimos una trampa a mi esposo, lo citamos en un hotel con cámaras ocultas tras los espejos y observadores de las autoridades y participaron representantes de las autoridades disfrazados de invitados al trio (un hombre y una mujer) y me pidieron que me arrepintiera en el último momento y me negara a participar en esa práctica sexual y le pidiera a mi esposo que olvidáramos todo y comenzáramos de nuevo y si él no desistía y me obligaba habíamos ganado la batalla… y así sucedió, o peor aún, mi esposo se mostró complacido de que hubiera invitado supuestamente a una mujer y un hombre porque él llegó con dos acompañantes hombres a quienes a cambio de dinero les había prometido que participarían en la práctica sexual conmigo y cuando le sugerí que se cancelara todo se empecinó en que se realizara la práctica y comenzó a ponerse violento, en cuanto me propinó los primeros golpes los representantes de las autoridades que fingían ser mis invitados intervinieron e irrumpieron en la habitación otros agentes y sus invitados trataron de huir pero los atraparon y confesaron el acuerdo que tenían con mi esposo, como resultado se estableció el divorcio necesario con restricciones muy severas para mi esposo y sin derechos sobre nuestro hijo además de una pensión vitalicia, en pocas palabras salió todo de maravilla.
Salieron tan bien las cosas que a los pocos días mi amigo y yo nos convertimos formalmente en novios y festejamos con una larga noche de hotel haciendo el amor como yo nunca lo había disfrutado, me trata como a una princesa, como a una frágil muñeca, como a una flor y me hace sentir amada y deseada, bueno que puedo decir y por si fuera poco ama a mi hijo y sus hijos lo han aceptado como el hermanito menor, somos una familia feliz y tal vez después escriba un relato de la forma tan deliciosa y bella como hacemos el amor.
Gracias por escucharme, quienquiera que seas, me siento mejor ahora, hasta la vista!