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Estuvo de moda en mi pueblo un bar que se atrevió a colocar una sala al fondo del local que servía de lugar de encuentro como cuarto oscuro para todo aquel que quisiera.Los sábados a la noche frecuentaban el local tanto parejas de novios como pendones o pendonas como yo.
Lo curioso era la situación de forma normal que muchos éramos vecinos y nos conocíamos de antemano.
Simpre había alguien que destacaba por lo mordaz que era y lo directo en el hablar.
Salía al encuentro de cualquier mujer solitaria y con la excusa de bailar un poco se frotaba y algo más con todas las incautas y no tanto que se atrevían.
Hasta que aquel día llegué yo , me tiró los tejos en un duelo sexual de provocación y me dejé llevar al final para satisfacer mi curiosidad y de paso llevarme un revolcón.
Al final tomó mi mano y de forma triunfal entramos .En aquel momento no había nadie y la música era suave.La luz si se puede llamar luz a un piloto azulado era muy tenue.
Pero sabedores los dos de la feliz circunstancia de desear un buen restregón , iniciamos un baile sensual y octpódico. Un pulpo yo creo que no tiene tantas manos .Conforme pasaba el tiempo , sus manos , su boca , su miembro , mi chocho y mis tetas , todo ello fue asaltado .
Apenas una frase entre tanta pasión.La música no era estridente y sí relajante.
La ración de toqueteo era un lujo. Los mordiscos en mi cuello , en mis pezones y por fin en mi rajita fueron un éxtasis.Yo me dejaba llevar y él se ponía golosón y glotón.
Calculo que aquello habría durado alrededor de 45 minutos.
La obsesión de entrar en mi espacio más íntimo se volvió locura y se frotó su pene con mi ratonera queriendo dejarme un recuerdo pero al final cejó.
Le pedí que saliera primero para ver las personas que se encontraban en el bar, miré entreabriendo la cortina eran todo hombres al acecho.
Y tan al acecho estaban que uno de ellos sin que yo lo viera entró sin yo saber quien era y me tomó.
La acció se repitió de nuevo y mojadita como estaba de antes , sus dedos entraban dentro de mi y me sabían a gloria.
Como colofón os diré que él ya sabía quien estaba dentro y me buscó.
Era mi vecino del tercero que siempre lo había visto espiarme y me alegré de haber compartido con él aquellos momentos.
Al salir me dió las gracias y me invitó a volver para hacernos más amigos.Su mujer supongo estaba con los hijos y él tomando una copa supongo.
Nos vimos otra vez y se terminó.
Más tarde me enteré que llevaba yo fama de mujer fácil y nunca más volví.
Pero aún me queda el recuerdo , aunque ahora a mi edad las miradas de entonces reverdecen en el ascensor y en la escalera.